
Pensar el proceso de Enseñanza-Aprendizaje desde el aprendizaje del alumno, nos lleva a darnos cuenta de que esta dentro de nuestra función formar profesionales competentes, de la necesidad de cambiar una enseñanza transmisora por otra transformadora y activa, y algo muy importante, dada la cultura que reina entre los docentes , el que esta tarea no es labor de cada uno en particular sino que se trata de un proyecto formativo en el que están implicados el docente, la Institución y el alumno mismo.
La incorporación del aprendizaje por competencias obedece a diversos motivos, uno de los cuales es aproximar los estudios del Nivel Medio Superior al ámbito laboral y a la sociedad en general. En este sentido, el plantearnos las competencias necesarias para el perfil profesional para el que formamos, implica que contrastemos los contenidos de nuestras materias con el quehacer profesional de los estudiantes, hecho que ha dado lugar al convencimiento por parte de los profesores, de que esa actividad profesional va más allá de los contenidos, se proporciona una enseñanza más práctica y útil a los estudiantes, una formación con un sentido integral, utilizando procedimientos que permitan un aprendizaje significativo, potenciando competencias genéricas, comunes y propias de toda formación.
La transformación de planes de estudio en proyectos de formación exige una planificación que supone explicitar los objetivos, poner de manifiesto la organización modular que permita la adquisición de dichos objetivos, incluyendo actuaciones interdisciplinares, en forma de prácticas, seminarios, debates, además de seleccionar metodologías que respondan al conjunto de objetivos, escoger contenidos en consonancia con tales objetivos y competencias y preparar un plan de evaluación de los procesos y resultados.
¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas o propósitos de unos contenidos cualesquiera?
No, el aprendizaje es algo difícil de medir; sin embargo, desde mi punto de vista, sí se puede realizar una medición cuantitativa del proceso del conocimiento, siempre y cuando no tratemos de ser reduccionistas, es decir, a la hora de medir resultados, está claro que no solo recogeremos datos que provengan del proceso sino reconocer que existen variables externas a éste sin restarle importancia a una medición cualitativa, pues es el punto de partida de todo seguimiento. El aprendizaje por competencias; puede ser medible siempre y cuando contemple indicadores de desempeño, como definir los atributos como conocimiento, habilidades, destrezas, estrategias didácticas, etc. trabajadas en cada competencia.
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